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El COVID se acabará algún día

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"El final del principio"

La evolución favorable de la actuación ante la Covid y el proceso de vacunación deja entrever un posible escenario en el que la pandemia ya no supondrá un reto para el sistema sanitario.

No he podido resistir la tentación de, en este segundo post de gestión sanitaria, mirar hacia la pandemia de Covid para enmarcar algunas reflexiones. Muchos de ustedes quizás habrían preferido otros temas, pero un hecho tan singular como la Covid, con el impacto social que ha tenido y va a seguir teniendo, pone en la mesa muchos interrogantes de futuro. Y quisiera, con este artículo, contribuir a este debate.

A finales de 1942, después de tres años de derrotas, los británicos y sus aliados vencieron al ejército alemán en El-Alamein. Este hecho, por sí mismo, es poco relevante para el artículo, pero dio origen a una frase de Winston Churchill que se hizo famosa “Este no es el final, no es ni siquiera el principio del final. Puede ser, más bien, el final del principio.”

Tal vez en relación con la Covid, y ahora que ha empezado la vacunación de las personas de mayor riesgo, nos encontremos en este final del principio que señalaba Churchill, y en algún momento no demasiado lejano tendremos que afrontar la hora de la verdad en nuestros sistemas de salud; esa hora en la que la Covid será un problema de salud y no el problema de salud, momento en el que será necesario abordar una nueva realidad, tal vez parecida a la que vivimos hasta el mes de marzo de 2020, pero en la que será imposible olvidar las enseñanzas que nos ha proporcionado la gestión de la pandemia de la Covid.

Margaret Kruk (205 y 2017) introdujo y desarrolló el concepto de resiliencia (1) (2) en el sistema de salud, que entendía como “la capacidad de los actores de la salud, las instituciones y la población para prepararse y responder eficazmente a las crisis, mantener las funciones básicas cuando ocurre una crisis; y, teniendo en cuenta las lecciones aprendidas durante la crisis, reorganizarse si las condiciones lo requieren.”

Es un concepto interesante porque nos ayuda a definir algunas de las acciones que, siendo razonables, deberían ponerse en marcha o simplemente potenciarse a partir del día en el que la Covid ya no sea la principal preocupación de los sistemas de salud. Porque sigue siendo posible que en los próximos años tengamos que abordar crisis muy similares (solo hace falta recordar las amenazas epidémicas que hemos tenido en los últimos años, en algunos casos muy reales). 

¿Qué hacer, entonces, para mantener operativos nuestros sistemas de salud?

Algunas ideas al respecto.

  1. El refuerzo de los sistemas de salud pública, capaces de identificar y monitorizar los riesgos de la población. La salud pública, todos lo sabemos, es la hermana pobre de nuestros sistemas de salud. Seguramente es así porque su trabajo es muy poco visible y nuestra sociedad necesita impacto, imágenes y redes sociales bien alimentadas y ahí, nuestros sistemas de salud pública no pueden competir. Pero la Covid ha confirmado lo que ya sabíamos: sin buenos sistemas de salud pública no es posible afrontar las grandes amenazas de salud que tienen nuestras sociedades.
  2.  Si a los sistemas de salud pública les exigimos un estado de alerta casi continuo, a los centros asistenciales, hospitalarios o de atención primaria, les pediremos que sean organizaciones flexibles, es decir, que sean capaces de adaptar su organización a los riesgos que irán apareciendo, evitando las interferencias en otros ámbitos de la asistencia. Pero debe quedar claro que, para alcanzar esta flexibilidad hace falta superar el voluntarismo, algo que, por otro lado, ha sido completamente necesario, para abordar la primera de las oleadas de la Covid por lo menos.
    La flexibilidad sólo se alcanza haciendo evolucionar nuestras organizaciones hacia una posición de organizaciones inteligentes: organizaciones que aprenden de su experiencia, que mejoran sus operaciones y que, como decíamos, adaptan sus estructuras del modo más ordenado y planificado posible a las amenazas que puedan aparecer.
  3. La innovación en los procesos asistenciales que facilite la recuperación de la actividad que, simplemente, se ha dejado de realizar y que sigue estando ahí: intervenciones quirúrgicas, consultas hospitalarias o en la atención primaria. Solo un dato: En un reciente estudio, la Sociedad Española de Oncología Médica (3) ha concluido que entre los meses de marzo y junio – que en España coincidieron con el confinamiento domiciliario obligatorio – se diagnosticaron un 21% menos de nuevos casos de cáncer en comparación con el mismo periodo del año 2019. Es evidente que el cáncer no se ha escondido y sigue ahí, como siguen todos los enfermos crónicos que han visto alterados los procesos de control de sus patologías, aumentando su riesgo de empeoramiento.
  4. La búsqueda del equilibrio entre la atención primaria y la atención hospitalaria. ¿Equilibrio, por qué? Simplemente porque la Covid ha forzado que el sistema de salud bascule hacia la atención hospitalaria, haciendo que la atención primaria haya quedado relegada a un papel secundario que, en ningún caso es el que debe asumir en el futuro.
  5. La mejora de la disponibilidad de información que facilite la toma de decisiones a nivel local o a nivel de las redes asistenciales.
  6. El refuerzo de la gobernanza del sistema, capaz tanto de definir estrategias eficaces y realistas que faciliten la mejora del sistema de salud, como de reforzar la coordinación de los actores del sistema cuando sea necesario, llegando de un modo equitativo a toda la sociedad.

Volvamos, sin embargo, a Margaret Kruk, porque en su trabajo también pone de manifiesto la necesidad de que los sistemas de salud se esfuercen en ganar la confianza de la sociedad, no solo de los pacientes, sino de la sociedad entera. Y esto no tiene nada que ver con el agradecimiento por el inmenso trabajo que los profesionales han hecho a lo largo de la pandemia. Tiene que ver con la capacidad de respuesta a las necesidades de la sociedad, con el establecimiento de un diálogo abierto entre los actores sociales y el sistema y, por último, con una comunicación efectiva, capaz de alzarse por encima del ruido informativo al que nuestras sociedades están sometidas.

Hoy, estemos en el fin del principio o en el principio del fin, es el momento de empezar a pensar en nuestros sistemas de salud del futuro post Covid.

 

Referencias Bibliográficas:

(1) Kruk Margaret E, Myers Michael, Tornorlah  Varpilah Bernice Dahn. What is a resilient health system? Lessons from Ebola. The Lancet. Volume 385, Issue 9980, p1910-1912, may 09, 2015

(2) Kruk Margaret E, Ling Emilia J, Bitton Asaf, Cammett Melani, Cavanaugh Karen, Chopra Mickey et al. Building resilient health systems: a proposal for a resilience index BMJ 2017; 357:j2323.

(3) Disminuye un 21% los nuevos diagnósticos de cáncer durante el confinamiento: https://seom.org/notas-prensa/208341-presentacion-resultados-estudio-impacto-covid-en-pacientes-con-cancer

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