Foto blog OBS Business School - sanidad

La información es necesaria para una buena gestión de las organizaciones sanitarias

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Disponer de información calidad es una necesidad para gestionar adecuadamente las organizaciones sanitarias. Cualquier otra opción aumenta el riesgo de que las decisiones se tomen en entornos de alta incertidumbre.

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Debo confesarles que a la hora de elegir el tema a tratar en este primer post de gestión sanitaria hubo varios candidatos e, incluso, algunos textos ya muy avanzados que, de momento, se han descartado a la espera de mejores momentos. 

Una de las razones de estos descartes fue que, casi siempre, acababa saliendo la necesidad de disponer de información de calidad para abordar cualquiera de las propuestas que se ponían encima de la mesa. Así que ¿por qué no hablar de lo importante que es la información para la gestión de las organizaciones sanitarias

Escasez de datos

Además, en las últimas semanas he tenido varias ocasiones de reflexionar acerca de lo difícil que es gestionar en entornos en los que la información es escasa. Les explico; cada una de estas ocasiones que les menciono coincide con una reunión en la que se discutía con los equipos directivos de algunos hospitales, acerca de los resultados de la asistencia durante la pandemia de la COVID. Una de las cosas que más preocupaba era si estos resultados eran buenos o malos lo que, traducido a un lenguaje directo, significaba si la tasa de fallecimientos en su hospital y entre los pacientes ingresados con COVID era alta o baja.  

Hay que reconocer que como pregunta era extraordinariamente simple, como lo son la mayoría de las que se cuestionan los directivos de numerosas organizaciones. Las respuestas, eso sí, son otra cosa. Y ahí debemos afinar porque no se trata sólo de saber si, como hospital, se ha respondido bien o mal, sino de obtener suficiente información para poder tomar las decisiones más adecuadas en el ámbito de la gestión. 

La respuesta era difícil porque a estas reuniones sólo se aportaban algunos datos aislados, como, por ejemplo, la tasa de mortalidad, pero que por sí solos nos decían poca cosa. La escasez de datos no permitía una articulación fácil para obtener un cierto nivel de información estructurada. Un ejemplo: era difícil responder si la tasa de mortalidad era alta o baja en relación con otros hospitales porque se desconocía la tasa en estos otros hospitales y si el perfil de los pacientes ingresados en ellos era similar al que estábamos analizando, algo que podría explicar algunas diferencias en la tasa de mortalidad. En definitiva, mucho dato y poca información

Toma de decisiones

Pero alrededor de esta cuestión hay otro hecho incontestable y muy simple: Para tomar cualquier decisión, el directivo (o los directivos) aplican el conocimiento adquirido acerca de la cuestión y el conocimiento no es más que la información puesta en contexto, es decir, es la “mezcla” entre la información disponible, la formación de cada uno de los implicados, su experiencia, su propia visión de la realidad o, por qué no, sus valores. 

Esto nos lleva a dos conclusiones:

  1. La primera es que la falta de información no detiene el proceso de generación de conocimiento, de modo que puede obviar la información o simplemente sustituirla por impresiones.  Y, por desgracia, esta es una situación frecuente. No siempre tenemos la información que creemos necesitar para tomar una decisión o no siempre buscamos la información necesaria. 
  2. La segunda es que, si se extrae la variable información de la ecuación del conocimiento, el resultado puede no ser de gran calidad. Es decir, que la toma de decisiones en las organizaciones depende, en buena medida, de la información disponible. O si lo prefieren de otra manera, es difícil tomar buenas decisiones con poca o mala información. 

¿Es relevante todo esto en el sector sanitario? Pues sí. El sistema de salud genera una multitud inmensa de datos, por lo que su potencial articulación nos puede llevar a disponer de una gran cantidad de información bien estructurada de lo que pasa dentro de nuestras organizaciones. Esto no parece una mala noticia, aunque el exceso de información nos puede llegar a resultar indigesto. Pero, hay alguna noticia que no es tan buena.

  • La primera es que la fuente principal de datos y, por tanto, de información, son los pacientes, lo que nos pone ante la necesidad de darle un tratamiento que garantice la confidencialidad de los datos que usamos.
  • La segunda noticia, entre las regulares, es que la información se genera en los procesos asistenciales y su registro depende frecuentemente de los propios profesionales, entre los cuales no hay unanimidad acerca de lo que es necesario registrar o no
  • Y la tercera noticia, entre las regulares, es que los sistemas de salud aún están haciendo una transición, desigual según los entornos, del papel al formato digital. Esta transición facilitará la recopilación de datos, en cantidad y calidad, y nos permitirá articularlos. De ahí a la obtención de una buena información hay un camino relativamente corto. De todos modos, en muchos sitios este proceso está, apenas, empezando, lo que no excluye la necesidad ni la posibilidad de obtener buenos niveles de información. 

Por desgracia, algunos equipos directivos, aún hoy, no le dan la importancia que tiene a la información y los procesos para su generación y otros sufren por la falta de información, sabiendo la incertidumbre que esto genera en la toma de decisiones. Sin embargo, no podemos olvidar a aquellos directivos de las organizaciones de salud que manejan de manera adecuada la información, están desplegando, posiblemente, una gestión de mayor calidad y, por tanto, tienen ventaja ante sus competidores. 

Tal vez algunos de ustedes se pregunten cómo acababan esas reuniones de análisis de los resultados de los pacientes atendidos por COVID. En algunas ocasiones, después de discusiones largas, se llegaba a conclusiones que permitían aproximar las decisiones que eran necesarias tomar, pero con una incertidumbre demasiado alta. 

No sé si los directivos de estos hospitales estaban convencidos de que aquello que se decía hace algunos años “Información es poder” era cierto. De lo que estaban bastante seguros era de que sin información y sin su mejor derivada, el conocimiento, decidir era demasiado complicado

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