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Impresión 3D y la Supply Chain

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Si bien la fabricación aditiva es uno de los frentes de la 4ta Revolución Industrial y la he mencionado reiteradas veces, es tiempo de dedicarle un espacio para analizar su impacto en la supply chain.

Sin dudas, la Impresión 3D ha llegado para revolucionar la industria. Esta tecnología ha captado el interés de todos, desde emprendedores comerciales hasta aficionados al hogar. Se trata de la creación de objetos físicos a partir de un modelo digital tridimensional, por medio de la colocación en capas de un material determinado.

El concepto no es nuevo, sin embargo, los avances tecnológicos de los últimos años han generado múltiples aplicaciones que van desde las prótesis, algunas partes componentes de maquinarias y hasta la posibilidad de imprimir alimentos. A medida que las empresas comienzan a experimentar su uso y aplicaciones, esta tecnología se va transformando en una de las claves de abastecimiento del futuro.

Basta con un simple ejemplo para abrir nuestra imaginación y pensar outside the box.

A principios de este mes de julio, el sitio de noticias France24, publicó una nota sobre los avances que la empresa israelí Redefine Meat viene desarrollando sobre la producción de carnes utilizando la impresión aditiva. Pero no es la única, en España, la compañía Novameat compite en esta carrera por reproducir esos “hermosos y deliciosos” t-bones que se ven las publicidades gastronómicas.

Según los expertos, existen tres componentes principales que se deben imitar para alcanzar el filete perfecto: el músculo, la sangre y la grasa. El material a utilizar para la impresión del bistec contiene proteínas a base de plantas. Ambas compañías han sido destacadas por la ONU por su aporte al cambio climático, ya que la carne producida por la agricultura emite menos metano que la producida por el ganado.

Por supuesto, siempre estarán los que apoyan la causa y los que no. Pero lo cierto es que la vaca está pasando de comer plantas a competir con ellas.

Imaginemos en ese contexto, a la cadena de suministros. Si el proceso de producción del bistec inicia en la vaca, ello implica el nacimiento, alimentación, cuidado de la salud del animal, crecimiento y luego, en el frigorífico, los cortes, el procesado y envasado hasta llegar al supermercado. Entre medio, recursos energéticos, almacenamiento a bajas temperaturas y el impacto del transporte. Por su parte, el cliente, si bien tiene la posibilidad de elegir los cortes y su apariencia, depende del desarrollo natural del animal y no de sus propios deseos. Así, existen carnes Premium destinadas a uno y otro mercado, carnes de exportación y de consumo interno, más fibrosas, más blandas, menos congeladas, etc., pero siempre depende del animal de origen.

Ahora, llevemos nuestra imaginación a la supply chain del bistec impreso en 3D, desde casa. Se trata de adquirir los materiales componentes, estas proteínas provenientes de las plantas, la carga en la impresora, la selección del tipo, tamaño, color y contenido de grasas del bistec, y simplemente mandar a imprimir. Por supuesto que existe un proceso de crecimiento de las plantas, que puede demandar mayor, menor o igual tiempo que el de una animal, pero de seguro un menor impacto en el medio ambiente, que una vez entrado en régimen, el ciclo se autocompensa al igual que sucede con los animales.

Sin embargo, se trata de un cambio radical en la cadena de suministros. Todas las etapas son modificadas, desde la cadena de frío hasta la necesidad del espacio de almacenamiento de las materias primas.

Si bien reconozco que el ejemplo es curioso, no deja de ser un disparador de la magnitud disruptiva que nos presenta la fabricación aditiva y la posibilidad de tener una impresora 3D, tanto en cualquier proceso productivo como en los hogares.

Es claro que aún falta desarrollo, pero sin suda, la Impresora 3D ha llegado para romper paradigmas y forzar la reingeniería de muchos de los proceso que actualmente conocemos.