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Los uruguayos innovan la carne

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Los uruguayos innovan la carne 

 

 

Los más exclusivos restaurantes de todo el mundo consumen carne de Uruguay, ese pequeño país al final del continente americano, y de una excelente calidad.

Actualmente, sólo en Uruguay la totalidad de su ganadería bovina está identificada electrónicamente e inscrita en un registro. Con ello, lo que quieren vender es que el origen y calidad de la carnes está asegurado, y apto para los paladares y mercados más exigentes. Además, en caso de enfermedad y problemas de adaptación al cambio climático, siempre saben donde están sus reses.

Otros países de América Latina y África se han interesado por este sistema. En la próxima Conferencia Global sobre Investigación Agrícola para el Desarrollo, delegaciones de distintos continentes debatirán aquéllas innovaciones que tienen un alto impacto no sólo en la medida que permitan mejorar la vida en los países en desarrollo, sino tratar de responder ante la necesidad de producir suficientes alimentos para los más de 9.000 millones de personas que habitarán el planeta en menos de cuarenta años.

El sistema uruguayo surgió como una necesidad, en respuesta a una emergencia sanitaria. Según la directora del Sistema Nacional de Información Ganadera de Uruguay, “tuvimos brotes de fiebre aftosa en 2000 y 2001. Se cerraron los mercados y esto repercutió muy fuertemente en la economía del país, por lo que hubo que desarrollar un sistema que demostrara que éramos transparentes".

Ya con anterioridad existían registros históricos de los movimientos de ganado, pero la innovación se tradujo en el diseñó una nueva plataforma digital. Cada animal está identificado visual y electrónicamente cuando no ha llegado a cumplir los seis meses, en el momento de la separación de su madre, mediante un chip que tiene tecnología de radiofrecuencia colocado en la oreja derecha del animal, y donde un operador lee electrónicamente toda la información del animal y la transfiere por internet a una base de datos centralizada.

Este sistema se mostró por primera vez en la Expo de Shanghai, y los consumidores podían ver el código de barras del churrasco que estaban comiendo en un restaurante y sabían de donde venía. Incluso con un ordenador portátil, podían contactar con el productor.

Esta plataforma de información permitió a Uruguay ser el único país de Latinoamérica que ha podido tener acceso los mercados más exigentes entre los compradores de carne, y ha sido financiado por el Estado.

El hecho de que, con esta plataforma, se pueda dar respuesta inmediata a los brotes de enfermedades que afectan a la cabaña ha sido de gran interés por otros países productores, y además, se cree que este sistema ayudará además a minimizar riesgos en el marco del proyecto de adaptación al cambio climático que Uruguay desarrolla con el Banco Mundial y la Universidad de Columbia, en Estados Unidos.

Este proyecto no tiene como finalidad última la de abrir mercados o mejorar la producción, sino que forma parte de un foro científico destinado a la erradicación de la pobreza a través de la investigación, en el que también participan otros países latinoamericanos con productos agrícolas, como es el caso de Colombia.

La gran pregunta es qué puede aportar la innovación agrícola a los grandes desafíos que nos afectan a todos, como es la erradicación del hambre en el tercer mundo.