¿Por qué se incrementan las renuncias?
Tras el covid 19, podemos observar un notorio incremento de las renuncias a los puestos de trabajo, sobre todo aquellos de alta performance. Estamos asistiendo a lo que escuchamos nombrar como “La Gran Renuncia”. Y resulta que, pese a muchas voces que se agitan en lugares comunes, hay otras que se concentran en desmentir que la gente no quiera trabajar. Por el contrario, parece ser que lo que les pasa a muchos talentos es que no logran encontrar trabajos suficientemente atractivos.
¿Qué hacer frente a este fenómeno? En principio: evitemos asumir que sabemos lo que nuestros empleados quieren y buscan. Trabajemos para averiguarlo.
¿Cómo saber si nuestros empleados están a gusto?
Métricas de las que podemos servirnos para analizarlo:
La primera consiste en medir el compromiso. Es indispensable conocer si nuestros empleados están conectados con la dirección estratégica de la empresa o no, si consideran que el trabajo que realizan es importante para el éxito de la organización o si, por el contrario, “no mueve la aguja”, lo que lo llevará a pensar que es igual si lo hace bien o mal, si lo hace o no, y, por ende, se desconectará totalmente de la estrategia empresarial para la que debería trabajar.
Tenemos que saber también si nuestros empleados cuentan con los recursos y herramientas que necesitan para cumplir con sus tareas y alcanzar los objetivos que se le piden, si pueden conectarse y colaborar con sus pares, trabajar en equipo y en línea con sus compañeros, su equipo y su líder.
Es importante prestar mucha atención a esta métrica, ya que el compromiso está íntimamente relacionado con el desempeño empresarial. Se ha corroborado que las empresas que cuentan con mayor compromiso por parte de sus empleados consiguen también más altos niveles de satisfacción de sus clientes, mucho menor desgaste y mejor desempeño comercial. Sin compromiso, el lugar de trabajo es insoportable para los empleados, les resulta desagradable y, como es de esperar, no solo tendremos peores resultados en todos los índices, es muy probable también que estén pensando en abandonarnos pronto.
Otro tema para tener muy en cuenta es la flexibilidad. Si bien la pandemia ha evidenciado mucho la importancia de esta variable, es fundamental que sigamos prestándole atención. Ya hay numerosos estudios que indican que hay mayores niveles de bienestar y satisfacción laboral en los empleados que cuentan con mayor flexibilidad en sus horarios y lugar de trabajo, pero también cuando se redujeron la cantidad de reuniones y se revaluaron para lograrlas más concisas y eficientes. En aquellas empresas en las que los gerentes fueron capacitados nuevamente para tomar en cuenta las preocupaciones de los empleados, sus intereses y objetivos, tanto en su vida y espacio laboral como en su vida personal ―como vimos en artículos anteriores que hizo Google― los índices se han optimizado notoriamente.
Escuchar a los empleados sobre cuándo, dónde y cómo hacen su trabajo, transmitir apoyo para su vida personal y familiar, mejoró sus condiciones laborales, sus resultados generales y redujo la rotación, fundamental para la empresa que, de este modo, evita ingresar en los gastos que implica encontrar, inducir y capacitar a un reemplazo.
En esta misma línea, el factor liderazgo también resulta clave y en ese sentido es atinada aquella frase que nos recuerda que los empleados no dejan a las empresas, dejan a los gerentes. Y es que la gente quiere asegurarse de estar trabajando para una empresa en donde se escuchen sus necesidades y atiendan también a sus prioridades, dentro de las que se observa, profundizado en los últimos tiempos, un buen equilibrio entre el trabajo y la vida personal, identificado éste como un factor clave para su felicidad. Puestos a crear y sostener una buena cultura en el lugar de trabajo, es fundamental que tratemos a las personas con respeto, que prestemos una escucha activa, que les brindemos a nuestros equipos las herramientas y condiciones que requieran para trabajar a gusto y con eficiencia, que nos ocupemos de comunicar bien y, sobre todo, de ser líderes empáticos.
Para saber qué hace felices a nuestros empleados, hemos de preguntar
Recapitulemos, entonces, ¿cómo saber qué hace felices a nuestros empleados? No hay, para eso, nada mejor que preguntar. Preguntar, además de ejercitar una habilidad fundamental como es la escucha, nos habilita espacios de diálogo que, a su vez, nos evita caer en los lugares comunes de pensar que será el dinero el que compense cualquier otra falta en nuestra empresa. Evitemos caer en la trampa de que un buen salario resolverá cualquier mal. Esto no es así ―probablemente nunca lo haya sido del todo― sobre todo desde la pandemia, que nos ha hecho cambiar a todos la manera de pensar el equilibrio entre la vida personal y la vida laboral.
Actuemos sobre la felicidad de nuestros empleados. Profundicémosla. Preguntemos, escuchemos y, sobre todo, tomemos medidas al respecto. Es tan importante preguntar y escuchar, como hacerles saber a nuestros equipos que lo hemos hecho: que los tomamos en serio y que nos importa su bienestar integral.
No parece haber modo mejor de garantizarnos contar con los mayores talentos en nuestros equipos. Porque la fuga de talento, todos sabemos, no sólo cuesta dinero a la empresa por todo lo invertido en el talento que se va y la inversión para realizar la búsqueda e inducción de un nuevo profesional, sino que ese período de transición, repercute, negativamente, en los resultados del negocio.