Somos personas, no números
Vengo trabajando en este espacio en torno a la importancia que tiene que un jefe sea un buen líder y continúo en esta línea porque el ejercicio de un liderazgo óptimo cumple un doble propósito que todos deseamos alcanzar: que una empresa cuente con buenos líderes redunda, sin dudas, en los resultados que la empresa genere. Pero contar con buenos líderes, con todo lo que eso implica es también importante para la vida de las personas. Generar buen clima de trabajo, buenos espacios de intercambio, de comunicación, de comprensión, desarrollar buenas prácticas de convivencia, mejora la vida de las personas: de los empleados, de los líderes, de sus familias, de sus entornos. Y eso, qué duda cabe, construye un mundo mejor.
Ahora bien, ¿qué es ser un buen líder?
En el artículo “Menos jefe, más líder”, me explayé sobre el trabajo de investigación que desarrolló la empresa Google y que los llevó a generar un gran cambio que redundó en “una mejora estadísticamente significativa en la calidad del liderazgo para el 75% de nuestros gerentes con peor desempeño”, según hizo público Laszlo Bock.
La empresa había tomado la decisión de suprimir los cargos gerenciales y apostar a una estructura plana que, si bien inicialmente pareció una idea atractiva, al menos en términos conceptuales, muy rápidamente demostró sus falencias: todas las problemáticas diarias, de logística, administrativas, de convivencia entre los equipos de trabajo y hasta personales, comenzó a recaer en los propios fundadores.
Ya sabían que los simples jefes generaban malestar en los equipos de trabajo y ahora corroboraron, no sin consecuencias, que no podían simplemente desterrar la función. Y esta situación que a una empresa pequeña podría haberla herido de muerte, a Google le sirvió de oportunidad, una oportunidad de crecimiento que se inició con la realización de un análisis profundo que arrojó resultados sumamente interesantes.
Estudiando comportamientos, aptitudes, logros, fallas de miles de gerentes de su compañía, cruzó cientos de variables y arribó a una lista de ocho características específicas con las que debe contar el personal jerárquico, conductor de equipos, a la hora de enfrentar con éxito los desafíos que impone el presente. Y se dedicó a capacitar en ellas a su personal, logrando los resultados asombrosos expresados anteriormente.
De esas características venimos hablando en este espacio y en el día de hoy les quiero hablar de una de ellas en particular: un buen líder debe interesarse por los miembros de su equipo.
Esto que parece obvio y propio del sentido común, en la práctica no lo es tanto y, de hecho, ocupa el tercer lugar en orden de importancia entre las ocho características deseables identificadas por Google en la investigación mencionada.
Sabemos que el mundo empresarial tiene muchas exigencias y en el contexto actual, de pandemia, desastres sanitarios y derrumbes económicos en el mundo entero, esas exigencias suelen estar vinculadas directamente con la supervivencia.
El estrés que esto genera muchas veces nos orienta el foco en dirección exclusiva hacia los resultados y nos hace perder de vista que trabajamos con personas, las empresas están conformadas por personas y todo resultado que se quiera obtener será a partir del trabajo de las personas, por lo que se torna indispensable que no nos olvidemos de ellas y que les prestemos mucha más atención.
Los mejores líderes no solo se interesan por las métricas, los números, los resultados.
¿Como ser un buen líder?
Un buen líder es alguien que, además, atiende y demuestra un genuino interés por el bienestar de su equipo de trabajo, de sus colaboradores, del grupo que lidera. Esto no es algo solo deseable en toda persona de bien, lo es también a la hora de obtener resultados y ganancias. Indagar por qué situaciones están atravesando, pero también qué quieren, qué buscan qué metas quieren alcanzar y en qué etapa de ese camino se encuentran.
Durante mucho tiempo se consideró que bastaba para ser jefe con poseer un expertise, un conocimiento técnico superior. Que el puesto se obtenía siendo, simplemente, un experto en la materia: el único requisito era saber más que su equipo sobre el tema de especialización que se tratara. Y si bien se descuenta que poseer conocimiento técnico es un valor fundamental para un líder, hoy se sabe que eso no constituye de ningún modo la prioridad ni mucho menos resulta suficiente.
Hoy se sabe, y la investigación de Google vuelve a confirmarlo, que ser accesible, empático, desarrollar una escucha atenta, interesarse genuinamente por cada uno de los miembros de su equipo, son competencias muchísimo más relevantes a la hora de ser un buen jefe, un buen líder. Y también se ha confirmado que los equipos que cuentan con un buen líder arriban a mejores resultados.
Los jefes que no se interesan por sus equipos, que no los conocen, no saben por qué situaciones están atravesando ni tienen desarrollados los canales para que ese conocimiento sea posible, a la hora de analizar procesos y resultados solo cuentan con la información parcial obtenida en el espacio exclusivamente dedicado al trabajo, espacio que hoy en día, con la profundización del trabajo remoto y el home office, esa información es aún más escasa. Y como eso no es suficiente para explicar casi nada, los jefes que no son líderes suelen llenar los blancos con sus propios prejuicios.
Solo a modo de ejemplo ―porque las opciones son tan infinitas como los errores que puede acarrear―, mencionaremos que un jefe que no es líder, cuando un miembro de un equipo no entrega un trabajo en fecha, puede suponer desidia donde había un problema de índole familiar o leer falta de interés y compromiso cuando se trataba de una dificultad técnica o de insuficiente infraestructura en el hogar.
¿Cómo generar canales de confianza?
Ser un buen líder implica el desarrollo de múltiples competencias y una de las cruciales es generar confianza, canales de diálogo, empatía, sensibilidad y sobre todo escucha activa. Generar esos canales en donde podamos saber qué situaciones están atravesando nuestros colaboradores es tan fundamental como comunicar bien la estrategia comercial de la empresa o reducir los costos y maximizar el rendimiento.
Escuchar, entender, ofrecer ayuda, preguntar qué podemos hacer juntos al respecto, son pilares sobre los que se erige un buen líder y se apoya un equipo de trabajo eficiente.
Un buen líder sabe escuchar, mirar a los ojos, tender la mano, crear espacios de confianza, establecer lazos de lealtad. Sabe generar el entorno propicio para que cada una de las personas de su equipo se sienta cómodo, se desarrolle y crezca.
¿Hay un modo mejor de movilizar a otros hacia el logro de las metas compartidas?
Para finalizar, una reflexión acerca de un nuevo conflicto que trajo la pandemia: separar los laboral de lo personal, algo bien complejo debido al trabajo remoto.
Hay ejecutivos que aún creen que poner “distancia” les garantiza el “respeto de sus colaboradores”. Convengamos en que “el respeto, se gana, no se impone”, y si para que respeten tus decisiones, estás necesitando mantener distancia, quizá no esté en tu propósito personal ser Líder, sino ocupar, simplemente, una posición Jerárquica.
Cuanta más “cercanía” consiga generar un líder con cada uno de los miembros de su equipo, más crece el respeto por él/ella, y mucho mayor es el compromiso de los colaboradores que se sienten involucrados, escuchados, guiados y cuidados.