¿Qué es el derecho a la desconexión digital?
La digitalización y el trabajo remoto tiende a difuminar las fronteras entre la jornada laboral y la vida privada de los trabajadores. En este post hablaremos sobre el derecho a la desconexión digital que está amparado por la ley y recogido en el BOE, cómo debe garantizarse en las empresas y especialmente los retos para su regulación.
Legislación aplicable
El art. 88 de la Ley de Protección de datos y garantía de los derechos digitales (LOPDGDD), aplicable tanto a trabajadores como a empleados públicos recoge: “1. Los trabajadores y los empleados públicos tendrán derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar.”
En relación con la garantía de los derechos digitales la LOPDGD también introduce modificaciones en el Estatuto de los Trabajadores al añadir un nuevo artículo 20 bis: “Derechos de los trabajadores a la intimidad en relación con el entorno digital y a la desconexión. Los trabajadores tienen derecho a la intimidad en el uso de los dispositivos digitales puestos a su disposición por el empleador, a la desconexión digital y a la intimidad frente al uso de dispositivos de videovigilancia y geolocalización en los términos establecidos en la legislación vigente en materia de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales”.
La desconexión digital se reconoce, por tanto, como un derecho. Una vez finalizada la jornada laboral, las personas trabajadoras tienen derecho a no responder mails o mensajes profesionales fuera de su horario de trabajo. El objetivo es garantizar el tiempo de descanso y vacaciones. Este derecho tiene que ver con la conciliación entre la vida laboral y la personal o familiar, pero también con la salud del empleado. Especialmente necesario en un momento en que las tecnologías de la información están cada vez más presentes en nuestro día a día, como en el caso del teletrabajo.
Trabajo remoto
El trabajo remoto consiste en realizar las actividades laborales a distancia, ya sea desde casa u otra ubicación lejana. Las responsabilidades del trabajo remoto son, prácticamente, las mismas que en un trabajo de oficina. Además, la relación empleado-empleador conserva los mismos derechos y obligaciones que en un ambiente presencial, por tanto, se cumplen los horarios habituales de trabajo.
Originalmente, los trabajos remotos se asociaban con profesiones relacionadas a las nuevas tecnología. No obstante, en los últimos años, la modalidad de trabajo remoto se ha extrapolado a otras industrias y puestos de trabajo. De hecho, se han creado nuevas carreras que solo requieren el uso de un ordenador.
Ley de teletrabajo
La definición de “teletrabajo” según el artículo 2 de la Ley 10/2021 de 9 de Julio de Trabajo a distancia es: aquel trabajo a distancia que se lleva a cabo mediante el uso exclusivo o prevalente de medios y sistemas informáticos, telemáticos y de telecomunicación. El trabajo a distancia siempre será voluntario y la dotación de medios tecnológicos, mantenimiento de equipos y herramientas correrán a cargo de la empresa.
En 2021 después de la pandemia del covid19 se hizo necesario promulgar una nueva ley de teletrabajo. Con la multiplicación de puestos de teletrabajo, existían divergencias y diferentes interpretaciones sobre la necesidad de conexión digital entre los trabajadores y las empresas. Resulta muy difícil equilibrar las necesidades de la empresa y las de los trabajadores con flexibilidad, pero sin tener que conectarse de forma permanente. Por este motivo, se originó un derecho a la desconexión digital y un establecimiento fijo de un horario habitual del teletrabajador. El objetivo era que los empleados pudieran organizar su tiempo libre pudiendo despreocuparse totalmente de su trabajo.
Regulación actual del teletrabajo
En la actualidad, más que trabajo a domicilio lo que existe es un trabajo remoto y flexible. El trabajo se realiza en nuevos entornos que no requieren la presencia de la persona trabajadora en el centro de trabajo. Esta virtualización de las relaciones laborales desvincula o deslocaliza a la persona trabajadora de un lugar y un tiempo concretos. Esto, sin duda, trae consigo notables ventajas, entre otras:
- Mayor flexibilidad en la gestión de los tiempos de trabajo y los descansos
- Más posibilidades de autoorganización, con consecuencias positivas, en estos supuestos, para la conciliación de la vida personal, familiar y laboral.
- Reducción de costes en las oficinas y ahorro de costes en los desplazamientos.
- Productividad y racionalización de horarios.
- Fijación de población en el territorio, especialmente en las áreas rurales.
- Compromiso y experiencia de la persona empleada.
- Atracción y retención de talento.
- Reducción del absentismo.
En definitiva, la figura del teletrabajo como forma de trabajo a distancia está cogiendo auge frente a la organización empresarial tradicional. Esto trae consigo prácticas novedosas y más flexibles, estimula cambios organizativos en las empresas y fortalece la formación y empleabilidad de las personas trabajadoras.
Además, disminuye la contaminación ya que decrece el número de desplazamientos y el uso de los vehículos privados. Por tanto, potencialmente tendrá efectos positivos en la emisión de gases con efectos invernadero al procurar una mayor eficiencia en el consumo de energía de las empresas.
Sin embargo, también presenta posibles inconvenientes:
- Protección de datos y brechas de seguridad.
- Tecnoestrés y fatiga informática.
- Horario continuo y conectividad digital permanente.
- Mayor aislamiento laboral y pérdida de la identidad corporativa.
- Deficiencias en el intercambio de información entre las personas que trabajan presencialmente y aquellas que lo hacen de manera exclusiva a distancia.
- Dificultades asociadas a la falta de servicios básicos en el territorio, como la conectividad digital o servicios para la conciliación laboral y familiar.
- Traslado a la persona trabajadora de costes de la actividad productiva sin compensación alguna.
Tipos de trabajo remoto
Hay dos tipos de trabajo remoto. Por un lado, los trabajadores freelance con proyectos y con una duración determinada a corto, mediano o largo plazo. Por otro, los empleados por cuenta ajena en remoto. A diferencia de los freelancers, un empleado remoto debe cumplir un horario específico y estar sujeto a los espacios de descanso que brinda la organización. Es recomendable en ambos casos tener un espacio adaptado para el trabajo remoto, como una oficina personal. Es importante trabajar cómodo, con una buena fuente de iluminación y, en lo posible, sin ningún tipo de interrupción.
Se puede trabajar en remoto conectándose a un servidor y sin acudir jamás al centro de trabajo desde países lejanos. Bajo este paradigma se crea la figura de los trabajadores nómadas o teletrabajadores que prestan sus servicios a una distancia considerable del lugar de trabajo. Este tipo de trabajo se podrá realizar únicamente en determinados ámbitos laborales tales como traductores o personal laboral ya formado profesionalmente en las ramas administrativas. Es decir, con trabajos puramente informáticos en los que la presencia física del trabajador sea totalmente innecesaria.
La oportunidad de expandir las áreas de una empresa en diferentes países o localidades, se ha vuelto posible gracias a los fundamentos del trabajo remoto. Áreas como marketing, recursos humanos, finanzas, tecnología o soporte, son algunos de los ámbitos que ya disfrutan del teletrabajo en su día a día. De hecho, continúa creciendo con el paso del tiempo.
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