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¿Qué habilidades son necesarias para ejercer las funciones del director general?

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El organigrama es algo fundamental en el funcionamiento de una empresa, puesto que nos indica los diferentes puestos de trabajo que hay y lo que se hace en cada uno de ellos. Según escalamos en ese organigrama nos encontramos con puestos que implican cada vez más responsabilidad, y así hasta llegar a las funciones del director general. Para poder ejercerlas con eficacia es necesario poseer unas habilidades personales y profesionales específicas.

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El máximo responsable de la empresa

El director general es el líder de toda la organización. Tiene por debajo de él a especialistas en finanzas, digitalización, marketing, etc. y su labor requiere de coordinar el trabajo de todos los departamentos y tomar decisiones que influyen de manera directa en el devenir de la empresa.

Las funciones y responsabilidades del director general son muy variadas. Se encarga del control de procesos, pero también de la asignación de recursos entre departamentos y de dar la cara frente a los accionistas.

El conjunto de tareas que debe asumir es tan amplio que implica por su parte el tener diferentes habilidades y capacidades tanto a nivel laboral como personal.

Habilidades imprescindibles en un CEO

Si para una empresa es de vital importancia encontrar el talento adecuado para cada puesto de trabajo, esto se vuelve todavía más importante cuando hay que seleccionar a un director general, ya que de su trabajo dependerá de forma directa el buen o mal funcionamiento del negocio.

Un CEO debe ser, ante todo, un buen líder. Por eso, no le pueden faltar las habilidades y que vamos a ver a continuación.

Coherencia y honestidad

Un buen líder no manda, sino que sirve como ejemplo a los demás. Nunca ordena a sus empleados algo que él mismo no está dispuesto a cumplir. Si el director es coherente y honesto a la hora de exponer sus ideas y argumentos, se ganará la comprensión y el respeto por parte de su plantilla, de modo que los trabajadores estarán más dispuestos a seguir las directrices que ha impuesto.

Autocrítica

Reconocer los errores propios es una fortaleza para el director general. Esto hace que sus empleados lo vean más humano y accesible. Así, si llega el momento en el que el CEO tenga que exigir responsabilidad a otros por los errores que han cometido, esas críticas serán mucho mejor recibidas.

Inteligencia emocional

Entre las funciones del director general nunca falta la obligación de estar en formación continua. Esto implica seguir desarrollando habilidades profesionales y personales, y entre ellas no puede faltar la inteligencia emocional.

Un líder implicado con las emociones y sentimientos de sus empleados es capaz de motivarlos y sacar lo mejor de sí mismo y de cada uno de los trabajadores.

Capacidad para delegar

Nadie puede con todo, un buen líder debe ser capaz de delegar parte de sus responsabilidades en otras personas. Pero para que pueda hacerlo primero debe tener la confianza de que cuenta con el equipo más competente.

Valorar el trabajo de los demás

Un jefe que solo aparece para criticar lo que se ha hecho mal suele tener muy mala valoración entre sus empleados. Un director general de última generación no duda en expresar su opinión si algo está mal, pero tampoco tiene vergüenza a la hora de reconocer lo que se está haciendo bien y felicitar a sus trabajadores.

Dirigir una empresa no es nada sencillo, por eso se suele decir que un buen líder no nace sino que se hace. Hay personas que tienen de forma natural estas habilidades que hemos visto, pero para quienes no las tienen, o no las tienen demasiado desarrolladas, siempre queda la opción de formarse. Así que ya no hay excusa para no ser un buen líder y asumir las funciones del director general de la mejor forma posible.

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