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Ser creativo e innovador es una profesión de alto riesgo que cercena el ascenso

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“Hemos de innovar” esta frase se ha convertido en un mantra en muchas empresas y también forma parte de los discursos de muchas administraciones públicas que pretenden con ello que la innovación sea una práctica en todas las organizaciones. Y para que la innovación se cree, desarrolle y llegue al mercado se requiere que haya personas creativas e innovadoras que aporten esas soluciones mágicas. Pero el problema es que ser “creativo e innovador” es una profesión de riesgo.

O al menos esto es lo que se deduce de las diversas investigaciones que ha realizado y publicado Jennifer S. Mueller dirigidas a visualizar cómo se percibe la creatividad entre las personas. Las conclusiones que se exponen en algunas de estas investigaciones son sorprendentes y, a la vez, preocupantes si las enmarcamos dentro de la necesidad de que los empleados aporten ideas para innovar, es decir, para que sean creativos.

La primera publicación titulada “El reconocimiento del liderazgo creativo: ¿La expresión de la idea creativa puede influir de forma negativa en la percepción del potencial para el liderazgo?” que integraba tres investigaciones exponía los siguientes resultados:

  • En una muestra de empleados que trabajaban en empleos que requerian desarrollar soluciones creativas a los problemas, se observaba como la expresión de ideas creativas se relacionaba negativamente con la percepción del potencial de liderazgo.
  • Si algunos de los participantes al azar recibían instrucciones para expresar soluciones creativas durante una interacción, el resultado obtenido es que eran considerados por el resto como personas con menor potencial de liderazgo.
  • Se atribuía menos potencial de liderazgo a aquellas personas que expresaban ideas creativas, excepto cuando eran consideradas “líderes carismáticos”.

Y la principal conclusión era que:

Las organizaciones pueden mostrar un prejuicio contra la selección de los individuos más creativos como líderes en favor de la selección de líderes que querían preservar el statu quo apoyando soluciones factibles pero relativamente poco originales.

Es decir, que si eres una persona creativa la probabilidad de ascender en la empresa hasta la Alta Dirección es muy improbable, a menos que tengas carisma, porque se percibe que no tienes dotes de liderazgo.

En el segundo artículo titulado “El sesgo en contra de la creatividad: ¿Por qué la gente todavía desea rechazar las ideas creativas?”, se citan los siguientes resultados:

  • Las personas tenían actitudes ambivalentes hacia la creatividad, en especial cuando había incertidumbre se creaba una focalización hacia la practicidad en contra de la creatividad.El
  • sesgo en contra de la creatividad interfirió con la capacidad de los participantes para reconocer una idea creativa.

La principal conclusión es que:

Si las personas tienen un sesgo implícito contra la creatividad, entonces no podemos asumir que las organizaciones, las instituciones, o incluso los esfuerzos científicos desearán y reconocerán las ideas creativas incluso cuando afirman explícitamente que los quieren.

Es decir, que pese a que si el discurso oficial pide que se aporten ideas creativas lo más probable que lo que se acepte es lo que se más práctico y poco original porque genera menos incertidumbre y es más fácil de desarrollar.

El tercer artículo, que aún no se ha publicado, se titula “Interpretando la Creatividad: El cómo y el por qué del reconocimiento de las ideas creativas”, y en él se aportan los siguientes resultados:

  • Las ideas de personas que viven en la lejanía se consideran más creativas que aquellas que viven más cerca.
  • Cuando una idea de un tercero se expone como creativa tiende a ser considerada creativa por el resto. Pero si quien la propone pertenece a la empresa entonces no se considera tan creativa.
  • Las personas que adoptan una interpretación mental de alto nivel tienden a considerar las ideas ajenas más creativas que aquellas que la adoptan de bajo nivel.

La principal conclusión es que:

El cuello de botella en la innovación está cada vez más en el reconocimiento de las ideas creativas tanto como en la generación de ideas. El problema emergente y urgente de reconocimiento de la creatividad al que debe darse respuesta porque muchas organizaciones dicen que tienen dificultades para respaldar ideas creativas, incluso cuando la creatividad deseada es abundante.

Es decir, que aquellos que tienen ideas muy creativas tendrán dificultades para que se las reconozcan porque al ser disruptivas rompen con los paradigmas existentes y pueden socavar los pilares sobre los que se ha construido la empresa.

Estos artículos basados en investigaciones sobre personas que trabajan habitualmente en ambientes considerados creativos nos indican que las innovaciones radicales o disruptivas basadas en una alta creatividad tendrán grandes dificultades en ser reconocidas y aceptadas por la mayoría, y por tanto en las empresas en que se propongan; y ello pese a que la empresa pueda definirse públicamente como deseosa de innovar. Podríamos considerar que en la zona de confort no hay espacio para la innovación.

Pero quizás el aspecto que deberemos tener en consideración es que si pretendemos ser directivos entonces no hemos de ser creativos; lo cual es sumamente preocupante dado el alto nivel de incertidumbre en los que se mueve el mundo que requiere respuestas diferentes y creativas para enfrentarse a unos problemas y oportunidades tan cambiantes.

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