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Un, dos, tres, ¿adiós Facebook?

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Facebook comienza sus andaduras como empresa pública. Su capital dividido en acciones se repartirá entre las manos de inversores de todo el planeta. En La Edad de la Plataforma, muchas empresas han subido y luego han caído. ¿Les pasará lo mismo a Google y Facebook? Eric Jackson, en la revista Forbes, predice que su futuro está limitado a cinco años. Pero ¿es realista? Pues, de hecho, sí que lo es. Clayton Christensen ha bautizado como Dilema del Innovador el hecho de que las mismas cosas que hacen que una empresa tenga éxito, en última instancia pueden provocar su desaparición. Volviendo a Facebook, se distinguen varias fuerzas que podrían hacer descarrilar esta red social de 900 millones de miembros: el mismo Facebook, la competencia, y lo desconocido.


 Por un lado, se ha puesto en marcha Facebook 2.0. El ser pública le ha permitido comprar patentes y aplicaciones por más de mil quinientos millones de dólares en menos de un mes. A mayor negocio, mayor recompensa pero, también, mayor riesgo.  ¿Qué ocurriría si a los inversores no les gusta el giro que toma la empresa, si los gobiernos ponen en duda la privacidad de sus datos, si se les escapa de las manos y se produce una violación masiva de la seguridad de sus usuarios, o simplemente si a sus propios usuarios les empieza a preocupar la utilización de sus datos? Por otra parte, ninguna empresa existe en una burbuja.


 Libros como El Efecto Halo y los Ocho Delirios de las actividades empresariales que engañan a los administradores demuestran lo peligroso que es que las empresas sólo miren hacia adentro. Más que nunca, la estrategia y la ejecución impecable (si es que existe) no garantizan nada. Quién sabe si no aparece una nueva red social, con planteamientos distintos, que la suplante. Finalmente, crear una empresa nunca había sido tan sencillo. Internacionalizarse, también. Las barreras de entrada se han evaporado y, dada la rapidez con la que las cosas cambian en estos días, cualquier cosa es posible. Por eso, a la pregunta de si será Facebook relevante en cinco años, podemos decir que probablemente, siempre que la empresa se plantee ser relevante. ¿Qué ocurrirá si la relevancia quiere ser dominancia? Veremos…