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3 pistas que permiten identificar a los equipos de alto rendimiento

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Un estudio realizado por el Laboratorio de Dinámicas Humanas del MIT en 2012 revela las características que permiten diferenciar a los equipos de alto rendimiento de los que no llegan a alcanzar niveles de desempeño tan elevados ni la excelencia en sus resultados. ¿Sabrías reconocer a este tipo de grupos humanos en tu organización?

De la teoría a la práctica: equipos de alto rendimiento

Tras siete años analizando hábitos, costumbres, comportamientos e interacciones entre individuos, el MIT descubrió la clave que hace posible reconocer a los equipos de alto rendimiento. Para ello, fue necesario estudiar a 2.500 personas de 21 organizaciones diferentes procedentes de distintas partes del mundo.

A la vista de la información recogida, pudieron comprobar que los patrones de comunicación eran lo más importante para los equipos de alto rendimiento. De hecho, se trataba del aspecto más relevante a la hora de predecir el éxito de un grupo humano y poder clasificarlo dentro de esa élite.

Lo importante en los equipos de alto rendimiento no es el contenido de sus comunicaciones, sino la forma en que éstas se producen. En ellas, se han de poder identificar tres atributos:

  1. Energía: representa la contribución personal al equipo.
  2. Compromiso: tiene que ver con el modo en que los miembros del equipo se comunican entre sí.
  3. Exploración: refleja las relaciones que se establecen entre los diferentes equipos dentro de la organización.

Además, los conductores del estudio del MIT hacen hincapié en que estas cualidades no deben buscarse en las reuniones formales y las comunicaciones corporativas, sino en las interacciones informales que a diario se producen entre los miembros de los equipos.

Los datos también revelaron que las características que estos equipos compartían eran que tenían frecuentes comunicaciones informales, “hasta aproximadamente doce veces por hora”. Éste fue el número óptimo y al que debe aspirarse, teniendo en cuenta que:

  • No se trata del establecimiento de largas conversaciones o debates, sino que basta con una pregunta rápida o un comentario trivial.
  • Se debe hablar y escuchar en la misma medida.
  • Su principal beneficio consiste en permitir a los individuos que se comunican entre sí el explorar, para obtener nuevas ideas que puedan traer de vuelta al equipo.

Es esta energía, compromiso y exploración la que debe buscarse si se quieren construir equipos de alto rendimiento. Y, para lograrlo, lo primero que hay que hacer es poner el foco en dos aspectos: el marco de trabajo y el entorno.

La metodología de gestión de proyectos ágil es uno de los planteamientos que mejor se alinea con este objetivo. Promueve las reuniones rápidas, frecuentes y la participación de todos los miembros del grupo.

Quienes conozcan este enfoque de gestión sabrán que el espacio de trabajo es un elemento esencial. También para lograr evolucionar de los grupos de trabajo a los equipos de alto rendimiento se debe tener esto en cuenta y, por eso, hay que crear entornos que hagan que esto suceda.

El lugar de trabajo ha de permitir la concentración, pero también la interacción. Ha de ser el escenario más propicio para que los miembros de los equipos puedan entender juntos, planificar juntos, demostrar los resultados con frecuencia y obtener retroalimentación y reflexionar para aprender y mejorar.

La comunicación y la colaboración son la razón por la cual las personas son más felices y productivas, una de las causas del aumento de los niveles de motivación en el trabajo. ¿Tienes ya un plan para apoyar el desarrollo de los equipos de alto rendimiento en tu organización? ¿Consideras introducir cambios a nivel de infraestructura?