El errar sigue siendo humano, pero se puede prevenir lee el artículo de OBS sobre seguridad sanitaria

El errar sigue siendo humano, pero se puede prevenir

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Empiezo a escribir este post mientras estoy en un avión. No es que quiera presumir ante ustedes de un perfil viajero y glamuroso, cual Philleas Fogg que usa el tiempo en los aviones para escribir estos posts. Simplemente, estar a punto de pasarme varias horas en un avión me lleva a reflexionar acerca de la seguridad de los vuelos y, de ahí, saltar a la seguridad de los pacientes, una de las cuestiones más relevantes que podemos encontrar en la agenda actual de la gestión sanitaria sólo hay un pequeño paso. Y lo hago cruzando los dedos, por aquello de no llamar a la mala suerte.

Seguridad en los aviones

Empecemos con alguna cifra[1]. En el año 2019, los aviones comerciales en todo el mundo transportaron más de 4.000 millones de viajeros, mientras que los accidentes[2] según la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) fueron 53, muchos de ellos sin víctimas, lo que viene a significar un accidente por cada 884.000 vuelos, proporción que sigue un proceso de mejora. Por eso, a pesar de lo antinatural que es que una mole de muchas toneladas de peso se eleve y no se caiga, en general, los pasajeros vamos bastante tranquilos. Parte de esta tranquilidad deriva de la certeza de que las compañías aéreas siguen protocolos de seguridad muy estrictos, que revisan periódicamente, especialmente cuando hay algún incidente y que obligan a cumplir de un modo muy riguroso a todos sus empleados.

Seguridad en la salud

Todo esto viene al caso porque, a diferencia del sector aeronáutico, el nuestro, el de la salud está casi empezando (hablamos de pocos años) un proceso que nos debe llevar hacia la mejora de la seguridad de los pacientes entendiendo que su objetivo es prevenir y reducir los riesgos, errores y daños que sufren los pacientes durante la prestación de la asistencia sanitaria.

Y volvemos con las cifras para adquirir conciencia clara del impacto de los problemas de seguridad de los pacientes. Aproximadamente un 10% de los pacientes hospitalizados en los países de altos ingresos económicos ha sufrido problemas vinculados a la seguridad, que han tenido una clara repercusión en los costes de la asistencia (En los países de la OCDE, supone el 15%[3]). Obviamente, la principal motivación para mejorar la seguridad de los pacientes es la reducción de los costes de la asistencia, sino en el hecho de que es demasiado frecuente que, durante la asistencia, los pacientes sufran situaciones no esperadas, para nada deseables y frecuentemente prevenibles que afectan a su estado de salud.

Tal vez algunos de Uds. se preguntarán por qué se habla de seguridad de los pacientes, es decir, de hacer las cosas de manera correcta, en un blog de una escuela de negocios dedicado a la gestión sanitaria. ¿Por qué tenemos que preocuparnos de mejorar la seguridad de los pacientes, reduciendo los eventos adversos que se producen en la intervenciones quirúrgicas, en la prescripción y administración de los fármacos, en la aparición de infecciones relacionadas con la atención, por ejemplo, si se trata únicamente de hacerlo bien?

No solo se trata de que los profesionales se preocupen de hacer bien su trabajo y cometer pocos errores

Pero me temo que no es tan sencillo. Los procesos de la asistencia son cada día más complejos y casi siempre implican la participación de profesionales de diferentes ámbitos que deben actuar en un entorno estresante y de forma coordinada (además de que hagan bien su trabajo). Por otro lado, esperar actuaciones perfectas y espontáneas resulta un poco ingenuo, sobre todo si tenemos en cuenta que la formación en nuestras escuelas y facultades pasa frecuentemente por alto la generación de una conciencia profesional favorable a la seguridad: el conocimiento técnico no lo es todo y nadie pone encima de la mesa que cualquier decisión o cualquier actuación tiene riesgos que deben ser evitados.

Sólo dos ejemplo: De muy poco sirve realizar una actuación impecable científicamente si no hacemos todo lo posible para que el paciente no adquiera un infección mientras está ingresado, o resulta complicado entender que la intervención quirúrgica ha salido bien, si el cirujano se ha equivocado de lado.

No son bromas. Son sólo ejemplos de situaciones que es posible observar con una cierta frecuencia. Situaciones que, además, se repiten porque suelen faltar estímulos, positivos o negativos, para evitar los errores. Un ejemplo, en un artículo de reciente publicación[4], algo tan negativo como es la aparición en los medios de comunicación de problemas graves vinculados a la seguridad de los pacientes no disminuye su afluencia al hospital objeto de las noticias. Vamos, que para qué, como organización y como profesionales, vamos a tratar de mejorar si en el fondo vamos a seguir teniendo pacientes. Tan pocos estímulos y tanta dificultad hizo que la OMS mostrara, ya desde hace algunos años, una especial preocupación por mejorar la seguridad de los pacientes.

Y para ello, hace algunas de las cosas que sabe hacer; a saber, definir estrategias para abordar problemas concretos. Su última contribución, hace apenas un mes es el “Global Pacient Safety Action Plan 2021-2030[5]” en el que explica con detalle las estrategias necesarias para mejorar la seguridad de los pacientes. Y no solo pone el foco en los profesionales. Apunta también a otros ámbitos. 

Algunas estrategias a destacar para mejorar la seguridad de los pacientes: 

  1. La importancia que da la OMS al establecimiento de políticas orientadas desde los poderes públicos a mejorar la seguridad de los pacientes, el desarrollo de una legislación adecuada a las necesidades de un país o a la asignación adecuada de recursos mejora.
  2. La necesidad de crear una cultura de transparencia orientada a la mejora y no al castigo en el caso de que se produzcan errores que afecten a la seguridad de los pacientes.
  3. La importancia de fomentar un liderazgo, que, dentro de las organizaciones, contribuya de manera eficaz la reducción de los daños causados a los pacientes.
  4. El trabajo específico en el desarrollo de modelos que mejoren, a título de ejemplo, la gestión de los medicamentos, la prevención de las infecciones o la seguridad de los dispositivos que se implantan en los pacientes.
  5. La implicación del paciente y las familias como agentes en la prevención de los eventos adversos.
  6. La educación de los trabajadores de la salud, orientada a mejorar sus habilidades en la prevención de errores, empezando en las etapas de formación pregrado.
  7. La incorporación de los aspectos relacionados con la seguridad de los pacientes a los requerimientos básicos para el ejercicio de la profesión.
  8. El desarrollo de sistemas de información necesarios para mejorar la prevención y el control de los problemas de seguridad de los pacientes.

La OMS implica en este proceso a todos los actores que participan en el sistema de salud, gobiernos, organizaciones proveedoras, profesionales, pacientes y a todos aquellos que tienen algo que decir en la mejora de la seguridad de los pacientes.

Tal vez, en algún momento, todos los actores nuestros sistemas de salud se preocupen de la seguridad de los pacientes tanto como lo hacen otras organizaciones.

[3] https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/patient-safety
[4] Changes to Hospital Inpatient Volume After Newspaper Reporting of Medical Errors. Fukuda, Haruhisa. Journal of Patient Safety: August 2021, Volume 17, Issue 5
[5] Global Pacient Safety Action Plan 2021-2030. Towards eliminating avoidable harm in health care. WHO. 2021

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