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Fases para la implementación del método Design Thinking

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En otras ocasiones te hemos hablado del método Design Thinking, que es, ante todo, una forma novedosa para afrontar los problemas que pueden surgir al interior de las organizaciones, sea cual sea su área o campo de operación.

Hemos hecho un repaso por sus características, usos y recomendaciones. Sin embargo, en esta oportunidad iremos un paso más allá y te describiremos cuáles son las fases que debes tener en cuenta si te animas a implementarlo en tu propia empresa. ¿Estás listo?

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Método Design Thinking: el elemento innovador

Antes de ello, sin embargo, nos gustaría incidir en un elemento fundamental cuando se trata de abordar las múltiples posibilidades que ofrece esta metodología de gestión, monitorización y evaluación de procesos.

¿Por qué se habla tanto de Design Thinking en la actualidad? Seguramente te habrás hecho esta pregunta más de una vez, al igual que otros tantos profesionales del área de la gestión empresarial. Pues bien, la respuesta es más bien sencilla.

Muchas empresas corrigen los errores de sus estrategias comerciales desde dentro, es decir, detectando únicamente los fallos internos. Sin embargo, en el Design Thinking el centro de las soluciones es el usuario.

O dicho de otra forma: antes de implementar cualquier solución, las empresas deben inspirarse en el usuario, valorar sus necesidades y pedidos, y a partir de ahí diseñar una estrategia que satisfaga esas demandas.

Conoce las tres fases para implementar el Design Thinking

¿Cómo se logra eso? ¿De qué manera se accede a las necesidades de los usuarios, así como a sus demandas y pedidos en un mercado? Mira con atención las tres fases que se recomiendan de cara a la implementación del Design Thinking:

1. Inspiración:

También llamada fase de observación, investigación y búsqueda, la idea en este caso es que recojas la mayor cantidad de información útil para tu objetivo de mercado, bien sea de carácter cuantitativa o cualitativa. Es decir, se buscan los errores, las incoherencias y las contradicciones de una estrategia comercial a partir de la información que se obtenga de la investigación y del trato con tus clientes. La clave estará en la empatía que demuestres hacia ellos.

2. Planteamiento de soluciones:

Ya conoces qué es lo que está pasando con tu estrategia. Pues bien, ahora lo que sigue es aplicar las soluciones. ¿Cómo hacerlo? Tomando como ejes centrales dos aspectos: la información que has recogido de primera mano en el mercado en el que operas y los objetivos que persigues con tu estrategia. No vale que la solución se centre en complacer al cliente olvidándose de lo que buscas como empresa, o viceversa. Son cosas que deben ir de la mano.

3. Implementación:

Aquí tiene lugar otro elemento diferenciador del Design Thinking en relación con otras estrategias de gestión: ideada la solución, ésta se aplica a través de iteraciones, es decir, mejorando el producto cada vez hasta que se satisfagan las necesidades de los usuarios al máximo. Otros profesionales de los proyectos lo denominan como un proceso de ajuste progresivo.

Tres pasos sencillos bastan para aplicar el Design Thinking, una metodología que se basa en la ubicación del cliente en el centro del diseño de las estrategias comerciales, lo cual se aplica tanto para las que se lanzan por primera vez como aquellas que requieren cambios o modificaciones. ¿Qué tan lejos estás de conseguirlo?

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