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Para innovar lo importante es empezar a caminar hacia el futuro que se desea

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La capacidad de prever es una de las características de los grandes innovadores. Es lo que mueve a una persona a actuar en el presente cuando visualiza como quiere que sea el futuro. Eso supone que el escenario con el que se sueña se empieza a construir en el presente.

Pero frente a esta necesidad de actuar, muchas personas se tienen que enfrentar a unos enemigos que no siempre se reconocen; porque se ocultan en la oscuridad o porque se esconden bajo máscaras que los presentan como aliados. Estos enemigos son todo aquello que hace que no hagamos lo que tenemos que hacer, sino que nos dediquemos a lo que nos distrae del objetivo.

Por eso, lo que hace que nos transformemos en innovadores es la coherencia y la voluntad. Con la coherencia lo que conseguimos es que nuestras decisiones estén alineadas con lo que consideramos que es nuestro destino; y la voluntad es lo que hace que frente a las adversidades continuemos manteniendo el norte que nos hemos fijado.

Pero esa coherencia y voluntad presentan un riesgo como puede ser el hecho que el objetivo que nos hemos fijado sea inalcanzable o sea un imposible. Aquí es donde aparece la característica de la humildad para reconocer que este viaje ha llegado a su final y que es momento de tomarse un tiempo para recoger las enseñanzas del camino.  Es importante lo que ocurre a lo largo del camino, ya que nos servirá cuando caminemos por otros senderos.

Una vez nos hayamos recuperado de la decepción, que deberemos procurar que sea un tiempo razonable de duelo, lo mejor es empezar a planificar un nuevo viaje en el que visualicemos un nuevo futuro (y aprovechemos lo aprendido en nuestras anteriores experiencias).

Un ejemplo de emprendedor innovador que posee estos elementos es Daniel Epstein, que en 2009 creó, con otras personas, uno de los referentes en el campo de los aceleradores empresariales; como es lo que hasta hace poco se conocía como el Unreasonable Institute y que ahora se denomina Uncharted. Este proyecto suponía la realización de la misión que se había planteado Daniel Epstein: “acabar con los grandes problemas de la Humanidad”. Es evidente que un futuro sin grandes problemas es quizás una quimera, una utopía. Pero lo que no hizo es dejarlo como una idea en el aire, sino que se puso a trabajar en un proyecto que se dedica a hacer realidad proyectos que suponen soluciones a los grandes problemas de la Humanidad.

Lo interesante es que bajo esta visión que empezó focalizada en los Estados Unidos con el tiempo se fue expandiendo a lo largo del globo terrestre llegando a más de 50 países. Entre los que se encuentra España, donde este año 2017 ha habido otras siete start-ups que han optado a formar parte del ecosistema de este exitoso proyecto.

En una entrevista que se le hizo a Daniel Epstein en 2015 exponía que uno de los elementos para escoger la propuesta de un innovador: no era que su idea fuese original, sino que hubiese puesto esa idea sobre la tierra. Es decir, convertirla en algo real. Lo que expone con esta visión es: que busca personas que no solo hayan visualizado un futuro sino que hayan empezado el camino para llegar hasta él.

Aunque como ocurre en el ámbito de la innovación, las verdades no son absolutas y lo que para unos puede ser una certeza para otros no lo es. Así uno de los fundadores de Apple, Steve Wozniak, explicaba hace años que cuando empezaron lo que sería su proyecto emprendedor, de lo que hoy en día es una de las empresas más importantes del mundo, no tenían en mente que en un futuro “todo el mundo” podría disponer de un teléfono inteligente inalámbrico, o de una pantalla portátil de alta capacidad de proceso y visualización. Aunque sí hacía referencia a que los fracasos en un camino son necesarios para continuar por otros caminos hacia el éxito.

Pero en lo que ambos “emprendedores innovadores” están de acuerdo es que es necesario que las ideas se lleven a la práctica lo antes posible. No debemos tener la infausta “parálisis por un exceso de análisis”, ni el “miedo al error”. Tenemos que empezar a hacer y corregir lo que digan nuestros clientes que no funciona.

Para innovar lo principal es… dar el primer paso hacia el futuro.