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Pasos para implementar un sistema de control de producción

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Los sistemas de control de producción tienen básicamente tres objetivos: lograr que los pedidos de artículos se entreguen en los plazos y las cantidades solicitadas, evitar que el coste de estos mismos productos supere la estimación inicial y crear un método para identificar los fallos y solucionarlos en tiempo real.

Estos tres objetivos se logran, en ese mismo orden, implementando acciones orientadas a la planificación, la gestión financiera y de costes y la monitorización y el seguimiento.

Ahora bien, el reto consiste no tanto en alcanzar estas tres metas, pues en cierta medida las empresas lo hacen en diferentes momentos de su fase productiva. El verdadero reto está en saber integrarlas para darle vida a un sistema de control de producción.

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Implementar un modelo de control de producción, ¿cómo?

El control de producción es, resumiendo, una suma de acciones y responsabilidades integradas que buscan garantizar las condiciones de calidad, plazos de entrega y costes planteadas inicialmente para la producción de artículos o servicios.

Antes de implementar un sistema de estas características, lo primero debes saber es que existen tres niveles básicos: la programación, la planificación de suministradores o departamentos y la emisión de las órdenes de trabajo. A partir de ahí, los pasos que debe seguir toda empresa se resumen así:

1. Tu objetivo es mantener un flujo de rendimiento continuo y óptimo. Para empezar, asegúrate de que los materiales de producción y los productos accesorios circulen de manera constante a lo largo de toda la cadena. No debe haber lugar para el desabastecimiento en ninguna etapa.

2. Cerciórate de que apenas haya cambios en la cadena productiva de un día con respecto a la de los siguientes. Recuerda que el objetivo es encontrar la unidad en la producción, que a su vez es una seña de identidad de las marcas.

3. La planificación debe ser la base del sistema de control de producción, pues gracias a ella logramos una medición exacta de las tareas, así como una asignación oportuna der las tareas del proceso. Ten en cuenta que debe existir una máxima dependencia entre la línea y el equipo de trabajo y que, además, no es necesaria la planificación de labores individuales.

4. Las instrucciones a tus equipos de trabajo sólo deben explicarse al inicio del proceso. A partir de ese momento, la repetición diaria y el hábito se encargarán de que las puedan recordarlas sin dificultad. Esto evitará, además, la inversión permanente de tiempo en lecciones especializadas.

5. Las líneas de producción no modificarán su rendimiento a menos que haya una buena razón para ello: cambio en las horas de trabajo, adición de turnos extra, descansos más o menos prolongados, aumento o disminución del número de trabajadores implicados en el sistema o incluso las incidencias que pueden aparecer en cualquiera de sus fases. De lo contrario, la producción no sólo tendrá unidad en la forma sino también en el contenido, y el volumen de la producción será siempre el mismo.

Cabe señalar, finalmente, que el control de producción no solamente se realiza en procesos continuos o de producción fija. También es frecuente implementarlo en otros de flujo intermitente o en proyectos especiales.

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