¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?
Hay muchas personas en nuestra sociedad a las que el trabajo les absorbe poco a poco, hasta que llega un punto extremo en el que parece que se vive exclusivamente para trabajar en lugar de trabajar para vivir. En cierto modo a todos nos ha pasado alguna vez.
Parece que la vida social de la persona termina siendo anulada, prevalece el trabajo y todos los problemas que se encuentran en torno a él. A esto tenemos que añadir los problemas personales. Al final se trata de una vida cargada de trabajo, estrés, problemas y el papel social del individuo, el aspecto lúdico o sentimental parecen desaparecer. Sufrir adicción al trabajo trae serias consecuencias que se pagan cuanto más se avanza en esta línea laboral. La vida social desaparece, aparecen problemas musculares, digestivos y problemas psicológicos.
La adicción al trabajo es una realidad, es un trastorno, un desequilibrio, algo de lo que muchos podemos sufrir sin darnos cuenta, creyendo que estamos actuando de un modo normal. Existe algún que otro test que te puede ayudar a descubrir si padeces esta adicción. Se trata de cuestionarios muy sencillos en el que se proporcionan unas diez preguntas y tres respuestas posibles para cada pregunta. Es difícil determinar qué personalidad es más propensa a padecer este problema, pero quienes lo padecen mayoritariamente coinciden en una característica, se trata de personas competitivas o que ostentan determinados cargos de responsabilidad. Como en muchas adicciones o problemas, lo más importante para que se puedan solucionar es que quien lo sufre tome conciencia y reconozca su problema, ese es un primer paso.
El segundo será buscar ayuda e intentar relacionarse. La sociabilidad es una gran compañera para luchar contra el síndrome del trabajo. Empezar a hacer ejercicio físico regularmente contribuirá también a solucionar el desequilibrio.
Hay un mito muy extendido según el cual “trabajar más cada día contribuye a forjar un mejor futuro profesional”. Es un mito porque, aunque eventualmente tener extensas jornadas laborales puede contribuir a mejorar los ingresos, con el tiempo a lo que único que ayuda es a que desarrolles fatiga profesional y rindas menos en tus labores.
Trabajar duro es visto por muchos como el camino hacia el éxito. En parte tienen razón. Pocas posibilidades existen de triunfar realmente si no es a partir de un esfuerzo continuado. En lo que se equivocan es en el hecho de que el trabajo duro no es necesariamente “sobre-ocupación”. De hecho, está comprobado que el exceso de trabajo conduce a resultados más pobres.
“Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes. Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario.”
-Elbert Hubbard-
El trabajo ocupa al menos un tercio de nuestro tiempo y no nos podemos permitir semejante inversión sin preguntarnos el ‘por qué’.
Lo cierto es que muchas personas sueñan con ser lo suficientemente ricos como para dejar su empleo, de lo que se deduce que el trabajo es una carga para la mayoría. Por desgracia, son muy pocos los trabajadores que van a la oficina con una sonrisa. Y, sino, basta con que te fijes en las caras de la gente que va camino del trabajo en el autobús, el tren o el metro.
Podríamos decir que hay cuatro preguntas que debes hacerte para saber si vives para trabajar o trabajas para vivir:
1.- ¿Qué haces el fin de semana?
Las personas que ‘trabajan para vivir’ son a menudo muy conscientes del valor de cada hora de su trabajo. Antes de gastar en una compra saben exactamente cuántas horas de trabajo se están gastando en ella. Por otro lado, las personas que ‘viven para trabajar’ a menudo tienen más dificultades para gastar dinero.
2.- ¿Cómo te enfrentas a una discusión profesional?
Hay una cierta tendencia a considerar una crítica profesional como un ataque personal, pero en realidad debe ser visto como una oportunidad para mejorar métodos de trabajo. Tomando las discusiones profesionales como algo personal no se logra el éxito en el ámbito laboral.
3.- ¿Buscas equilibrio entre lo profesional y lo personal?
La ambición debe estar en equilibrio con factores como la salud, la familia, el desarrollo espiritual o el ocio, entre otros. Esto no significa que no se pueda buscar más formación profesional fuera de las horas de trabajo. Poner ambos mundos, el laboral y el familiar, en una balanza te ayudará a darte cuenta de si eres de los que ‘trabajan para vivir’ o ‘viven para trabajar’.
4.- ¿Dejas que los problemas profesionales te afecten en la relación con tu familia?
Lo importante es la importancia que les das. ¿Cuál es tu prioridad: la familia o el trabajo? Es fácil aceptar que los problemas con los niños no deben interferir con el trabajo diario, pero entonces ¿Por qué los problemas del trabajo interfieren con la vida familiar tan a menudo? Hablar en familia de los retos profesionales es muy importante, pero las tensiones, irritaciones, ansiedades, miedos, nervios y todos los demás factores de estrés deben quedarse en la puerta de casa para que la familia sea un punto de equilibrio.
“Una vez leído este artículo, deberías hacerte de nuevo la pregunta de si vives para trabajar o trabajas para vivir”.